domingo, 29 de enero de 2012

Lágrimas que dan fuerza

Es difícil, muy difícil expresar ciertas cosas por el ciberespacio, no obstante lo intentaré.
Durante más de 600 días he pasado por motivaciones, desmotivaciones, ganas y desganas, pero existen actos que todo lo valen. Esta entrada de mi blog avícola se la dedicaré a todos los que han hecho posible que 600 días de mi vida merezcan más la pena que muchos otros meses desaprovechados. 
Cuando de joven te hablan de la famosa pirámide de Maslow y se refieren a la cúspide, a la autorrealización, no puedes mas que pensar que te hablan de cuentos utópicos difíciles de alcanzar en un mundo de competición en el que los valores cada vez se encuentran más lejos del alcance humano; pero diré que el pasado viernes 27 de enero llegué a la cúspide de la pirámide, duró poco, unos segundos nada más, pero su intensidad bien valió 600 días de vida. La autorrealización no es tal si llega en exclusiva a tu persona, sino que se multiplica geométricamente cuando muchas personas resultan implicadas y pueden, por unos segundos, sentirse orgullosos y autorrealizados como muchas personas a las que quiero agradecer su ayuda continua, su trabajo, su apoyo y sus consejos, porque mi autorrealización no ha sido otra cosa que el resultado de un trabajo coral que ha implicado a más de 100 personas, 100 amigos, 100 trabajadores, 100 compañeros...
No es fácil evadirse de un mundo veloz y a menudo poco profundo, y menos fácil resulta evadir a otros de este mundo, pero el viernes 27, por un momento, a lo largo de 60 minutos hubo más de 500 personas que frenaron el tiempo, escucharon y profundizaron, hubo 500 personas que pudieron sentir y algunos hasta llorar; lágrimas de emoción, de sentimiento puro, lágrimas que dan fuerza de seguir y de comprender que  provocar emociones positivas en los demás no es otra cosa que autorrealización en estado puro. 
Gracias por darme la oportunidad de hacer sentir.

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