jueves, 29 de marzo de 2012

Una huelga de torrentes

"Cuidado clavos, zona de huelga". Este ha sido el eslogan con el que me he encontrado esta mañana, y no me importa decir que lo he visto mientras iba a trabajar. Llega a ser obsceno ver una huelga general en este país, y es que los centros comerciales y comercios en general que no han cerrado amedrentados por piquetes del más absoluto fascio, estaban hoy algo más llenos que en otros jueves del año, y no lo comento de oídas, hoy lo he podido ver yo mismo, de manera que puedo afirmar que la huelga hoy ha hecho trabajar más a otros. Ciertamente esto es un insulto a una huelga. Esto demuestra que hoy ha habido muchos que han visto en la huelga un día estupendo para pasar en familia o hacer un descansito antes de la Semana Santa, alguno se habrá quedado con ganas de hacer puente y tocarse aún más las pelotas. 
Una sociedad como la española demuestra que está a la altura de repúblicas bananeras en las que los mismos que hablan de la libertad y de los derechos los infringen a continuación formando un piquete que obliga, fuerza y amenaza a aquellos que quieren ejercer su derecho de no hacer huelga, mientras, los medios confundirán aún más dependiendo de la línea editorial que sigan. 
El país que vio a nacer a Torrente no deja de demostrar que es el vivo retrato de nuestra sociedad en la que los políticos son corruptos pero que, al fin y al cabo, son nuestra muestra representativa de rojos y azules con sindicatos comprados y medios intervenidos que hacen proclamas más cercanas a tiempos de bandos que a nuestra pseudo-democracia en la que el gitaneo, el fraude y la extorsión se han convertido en los idiomas de un país que cada vez está más lejos de las proclamas de la Revolución Francesa. 
Creo que desde ahora intentaré seguir el método de trabajo español; cobraré sin I.V.A., intentaré cobrar del paro mientras hago chapucillas, veré cómo me las arreglo para salir más veces a fumar a la puerta de mi trabajo para ver si pasa más rápido el tiempo o intentaré llegar a las altas esferas de la política dándome igual su color, sólo quiero vivir en una buena casa y, a poder ser, tener un sueldo vitalicio y si hay suerte, a lo mejor, hasta me regalan trajes. Eso sí, aunque las cosas vayan mal siempre tendré mucho tiempo para evadirme viendo fútbol, acudiendo a un  botellón o viendo  toros en cualquier rincón.
Qué lujo vivir en este país circense; mañana ¿qué nuevo espectáculo llenará los medios de comunicación? ¿un ligre? ¿la mujer barbuda? ¿los payasos?.
Sin ninguna duda Torrente se ha convertido en el triste Nostradamus de nuestro siglo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario