martes, 6 de marzo de 2012

Creer o no creer

No hace muchos días me encontré envuelto en una conversación sobre la existencia de Dios; sin duda puede que sea uno de los temas que más aparecen en las conversaciones, y es que no resulta extraño que la duda nos atormente, ya que es la única faceta de la vida en la que no hemos conseguido imponer nuestro poder: la muerte; y para algunos la existencia de un Dios puede darnos la clave para entender por qué nunca podremos evitarla. Lo que resulta claro es que la creencia en Dios, sea real su existencia o no, ha hecho y sigue haciendo esta vida más fácil para muchos. Es curioso pasear la mirada por el mundo y encontrar culturas y tribus inconexas entre sí de naturalezas inverosímiles y que, sin embargo, tienen algo en común: la creencia en dioses. 
Puede que nuestra evolución y búsqueda de la libertad nos haya dejado realmente indefensos y solitarios ante una realidad agreste, espinosa y tremendamente violenta, y por ello busquemos en un dios nuestro cobijo, las faldas de una madre que nos protegen como protegen al ciervo sus instintos.
La fragilidad de la mente humana ante el abismo de lo desconocido, del más allá, responde privándose de la misma libertad que el ciervo con sus instintos al generar mundos imaginarios con el único soporte de la fe. No digo con ello que el ateo sea más libre, ya que en su toma de decisiones influirán otros factores de diferente índole que le cohibirán igual o más que al creyente sometido al pensamiento de Dios. En lo que no encuentro respuesta de verdad es en qué resulta más humano: creer o no creer. La creencia en dioses está claro que resulta privativo del ser humano, pero también lo es cuestionarlo, sin embargo la no creencia y creencia sin cuestión resultan de lo más instintivo y poco evolucionado, por seguir con el símil, nos sitúa al mismo nivel del ciervo que jamás se cuestionará sus instintos.
Lo cierto es que cuando la vida se oscurece y se nos acerca el final los conceptos cambian forzosamente, incluso como para ver ateos santiguándose.

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